Parece tan lejano aquél día en que los millones de apasionados por el fútbol nos sorprendimos con la confirmación de las aspiraciones políticas de Mauricio Macri, por entonces en la directiva de Boca Júnior. Si recordamos bien, su primera intención fue apuntarle al sillón presidencial. Muchos pensaron que era un capricho más del niño rico, pero no, más bien era una manera de entretenerse que tal niño encontraba en la política argentina.
Obtuvo un cargo en el Congreso, solo para confirmar la falta de costumbre laboral con la que se había criado, pero lo usó para atraer ciertas moscas melosas, individuos todos que por estremecedora coincidencia, se asemejan a Chupamiel, aquél raro enemigo del mayor superhéroe argentino, Patoruzito.
Hace rato que la estrategia proselitista del FpV Capital es amarga
La extendida adolescencia política que padecemos los argentinos, pronto le daría al frustrado futbolista un puesto de notoriedad. Jamás sería Maradona, pero llegaría a Jefe de la Ciudad. A pesar de su díscolo accionar, fue el FpV el que le permitió lucirse, por ejemplo en el debate clave televisado. Semejante “pata o boca dura” brillaba en aquello que menos sabe
Elenco por orden de aparición
Después de la consagración del galán, apareció el elenco: Gabriela Michetti, su rol principal: “Luz en las tinieblas”. Su misión fue iluminar a los apasionados por los derechos humanos, por la compasión, la solidaridad, la fe y la dignidad. Realmente, Gabriela pronosticaba iluminar cualquier sombra que se meneara, sin embargo ¿detrás de que armario escondió su lámpara? Ella misma ¿dónde está?
Horacio Rodríguez Larreta ¿sabe que su amigo Macri lo congeló? ¿Ve que su aporte es el mismo que el boxing otorga el “punching ball”?: El malo necesario, el agrio indiferente ¿Creyó de verdad que sí Macri se postulaba a la presidencia él ganaría la ciudad?
Cuando los docentes pedían aumento más que merecido, Mariano Narodowski, por entonces ministro de educación de la Ciudad ¿hacía de su humanismo social un guiso de sapos y los tragaba sin agua? ¿Con que cara les decía “tienen razón pero no hay plata”? Ya estaba en pleno desarrollo el accionar del ministerio cuando recién imprimieron los presupuestos ¿Había faltantes básicos en sus oficinas?: Si.
¿Alguien conoció la cara del procurador general Pablo Tonelli, que un día dijo en Recrear voy hasta el kiosco y vengo para aparecer de repente en el escritorio del pro?
¿Qué pasó con Juan Pablo Piccardo? que había sido elegido para ocupar el cargo de ministro de Espacio Público y Medio Ambiente. Con antecedente de gerente general de la cervecera Isenbeck, la misma empresa que lo acusó de una defraudación “varias veces millonarias”. ¿No lo sabía el pro?, y sí fue así ¿hasta dónde llega la capacidad investigativa del partido en el gobierno? ¿Cómo confiar que detecte delincuentes, corruptos y otros personajes similares, si no pudo verlo cuando lo tenía cara a cara? ¿Este Partido sabe que hacer con la seguridad ciudadana, eje de su campaña proselitista? ¿O la respuesta a todo esto fue contratar al Fino Palacios?
Un individuo que pone su nombre en la fórmula presidencial de un partido: Recrear ¿puede, de un día para otro, aparecer jurando como ministro del partido liderado por quien traicionó a su anterior compañero de fórmula y, más tarde, reemplazar al de Educación? Agregando que, para esta cartera no tiene curriculum que lo avale Además, Esteban Bullrich (de él hablamos) ¿se olvidó del escándalo Skanka?
Durán Barba, gran DT del macrismo
Hay otras acciones con buena apariencia: Se arreglaron calles, se repusieron veredas, se constituyeron carriles. El despliegue de maquinarias, luminarias, vereditas y plazoletas fue desde el primer día pro, la norma marquetinera traducible en “lo aparente siempre es evidente para el distraído” Los inmaduros en lides eleccionarias que somos mayoría en la Ciudad y en el País aplaudieron todo esto y, hoy lo siguen aplaudiendo. Es que son tan bellas las palabras multicolores que emana del “ser pro”, es tan lindo que se nos diga que el poder tiene para nosotros consuelos, soñados proyectos; bienestar terrenal.
Todavía falta que llegue el día no lejano en el que escucharemos al Gurú de la armonía y la estética, aconsejar en público, entre poemas de amor e imágenes de afectos solidarios lo que ya les dice a sus acólitos para que lo repitan en los domicilios particulares (pero, ojo, esto si parece militancia) a guisa de testigos de Jehová: “Mauricio, es el mejor candidato, para la Casa Rosada”.
Será el día en el que, quienes amamos la política y no su caricatura lloraremos desconsoladamente. No solo nosotros, mas lágrimas brotarán de aquellos que tuvieron en sus manos el tesoro que significa un gobierno popular y nacional y, por soberbia militante, militancia es ponerse visible al pueblo y, soberbia, es tanto trocarla por venta domiciliaria al estilo mercantilista del pro o desatenderla en pos de debates televisivos para hacer alharaca de cierta capacidad analítica. De los primeros nos importa nada que y como hacen lo suyo, pero de los nuestros nos parece indigno que paguen caro y, nos hacen codeudores, el haberse dejado birlar las banderas propias del proselitismo popular: Sencillez, presencia y pasión.
Parece tan lejano aquél día en que los millones de apasionados por el fútbol nos sorprendimos con la confirmación de las aspiraciones políticas de Mauricio Macri, por entonces en la directiva de Boca Júnior. Si recordamos bien, su primera intención fue apuntarle al sillón presidencial. Muchos pensaron que era un capricho más del niño rico, pero no, más bien era una manera de entretenerse que tal niño encontraba en la política argentina.
Obtuvo un cargo en el Congreso, solo para confirmar la falta de costumbre laboral con la que se había criado, pero lo usó para atraer ciertas moscas melosas, individuos todos que por estremecedora coincidencia, se asemejan a Chupamiel, aquél raro enemigo del mayor superhéroe argentino, Patoruzito.
Hace rato que la estrategia proselitista del FpV Capital es amarga
La extendida adolescencia política que padecemos los argentinos, pronto le daría al frustrado futbolista un puesto de notoriedad. Jamás sería Maradona, pero llegaría a Jefe de la Ciudad. A pesar de su díscolo accionar, fue el FpV el que le permitió lucirse, por ejemplo en el debate clave televisado. Semejante “pata o boca dura” brillaba en aquello que menos sabe
Elenco por orden de aparición
Después de la consagración del galán, apareció el elenco: Gabriela Michetti, su rol principal: “Luz en las tinieblas”. Su misión fue iluminar a los apasionados por los derechos humanos, por la compasión, la solidaridad, la fe y la dignidad. Realmente, Gabriela pronosticaba iluminar cualquier sombra que se meneara, sin embargo ¿detrás de que armario escondió su lámpara? Ella misma ¿dónde está?
Horacio Rodríguez Larreta ¿sabe que su amigo Macri lo congeló? ¿Ve que su aporte es el mismo que el boxing otorga el “punching ball”?: El malo necesario, el agrio indiferente ¿Creyó de verdad que sí Macri se postulaba a la presidencia él ganaría la ciudad?
Cuando los docentes pedían aumento más que merecido, Mariano Narodowski, por entonces ministro de educación de la Ciudad ¿hacía de su humanismo social un guiso de sapos y los tragaba sin agua? ¿Con que cara les decía “tienen razón pero no hay plata”? Ya estaba en pleno desarrollo el accionar del ministerio cuando recién imprimieron los presupuestos ¿Había faltantes básicos en sus oficinas?: Si.
¿Alguien conoció la cara del procurador general Pablo Tonelli, que un día dijo en Recrear voy hasta el kiosco y vengo para aparecer de repente en el escritorio del pro?
¿Qué pasó con Juan Pablo Piccardo? que había sido elegido para ocupar el cargo de ministro de Espacio Público y Medio Ambiente. Con antecedente de gerente general de la cervecera Isenbeck, la misma empresa que lo acusó de una defraudación “varias veces millonarias”. ¿No lo sabía el pro?, y sí fue así ¿hasta dónde llega la capacidad investigativa del partido en el gobierno? ¿Cómo confiar que detecte delincuentes, corruptos y otros personajes similares, si no pudo verlo cuando lo tenía cara a cara? ¿Este Partido sabe que hacer con la seguridad ciudadana, eje de su campaña proselitista? ¿O la respuesta a todo esto fue contratar al Fino Palacios?
Un individuo que pone su nombre en la fórmula presidencial de un partido: Recrear ¿puede, de un día para otro, aparecer jurando como ministro del partido liderado por quien traicionó a su anterior compañero de fórmula y, más tarde, reemplazar al de Educación? Agregando que, para esta cartera no tiene curriculum que lo avale Además, Esteban Bullrich (de él hablamos) ¿se olvidó del escándalo Skanka?
Durán Barba, gran DT del macrismo
Hay otras acciones con buena apariencia: Se arreglaron calles, se repusieron veredas, se constituyeron carriles. El despliegue de maquinarias, luminarias, vereditas y plazoletas fue desde el primer día pro, la norma marquetinera traducible en “lo aparente siempre es evidente para el distraído” Los inmaduros en lides eleccionarias que somos mayoría en la Ciudad y en el País aplaudieron todo esto y, hoy lo siguen aplaudiendo. Es que son tan bellas las palabras multicolores que emana del “ser pro”, es tan lindo que se nos diga que el poder tiene para nosotros consuelos, soñados proyectos; bienestar terrenal.
Todavía falta que llegue el día no lejano en el que escucharemos al Gurú de la armonía y la estética, aconsejar en público, entre poemas de amor e imágenes de afectos solidarios lo que ya les dice a sus acólitos para que lo repitan en los domicilios particulares (pero, ojo, esto si parece militancia) a guisa de testigos de Jehová: “Mauricio, es el mejor candidato, para la Casa Rosada”.
Será el día en el que, quienes amamos la política y no su caricatura lloraremos desconsoladamente. No solo nosotros, mas lágrimas brotarán de aquellos que tuvieron en sus manos el tesoro que significa un gobierno popular y nacional y, por soberbia militante, militancia es ponerse visible al pueblo y, soberbia, es tanto trocarla por venta domiciliaria al estilo mercantilista del pro o desatenderla en pos de debates televisivos para hacer alharaca de cierta capacidad analítica. De los primeros nos importa nada que y como hacen lo suyo, pero de los nuestros nos parece indigno que paguen caro y, nos hacen codeudores, el haberse dejado birlar las banderas propias del proselitismo popular: Sencillez, presencia y pasión.