El miedo nos está desalojando el alma

El miedo nos está desalojando el alma. Diría Grinberg "el miedo de ser, miedo a perder, miedo al miedo". Uno a uno, los ciudadanos vamos despojándonos de la prensa sensacionalista que por años creímos era solo aquella que mostraba muertos y degollados en tapa. Poco a poco, descubrimos otro sensacionalismo donde el color excluyente no es rojo carmesí, se agrega el de la palidez hipócrita.

Los lectores de Nación y Clarín éramos muertos leyendo nuestra propia defunción. Pagábamos a quien ya se había cobrado con odio y torturas el costo de ese papel que, no solo contenía faltas ortográficas y sintácticas a granel, burlándose hasta de nuestra paciencia hipnótica. Contenía algo peor, la agenda donde cotidianamente decretaban, por imperio de la mentira, su propia preeminencia.
El miedo nos está desalojando el alma, no piensen terroristas del papel, subversivos del periodismo, cipayos de la Argentina; no piensen que nuestra esencia vital quedará vacía.

Ya ven como la alimentan los adolescentes que piensan y actúan con coherencia y bravura cívica. Los recuperadores de fábricas que mantienen el pan de la dignidad con solidaridad y diligencia. Los periodistas (No ustedes que, son apenas, subalternos serviles de un cruel empresario fiel a la enajenante “obediencia debida”) que, investigan y difunden, lo que jamás podrían autómatas de una empresa comprometida en una estafa descomunal cometida, sistemáticamente durante tres décadas, contra el pueblo de la Nación.
No solo el miedo está desalojando nuestra alma, el valor patriótico la está restaurando.