El rico vive del pobre y, el pobre, vota a Macri

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Osvaldo Luis Conde

El economista norteamericano Larry Bartels, en la publicación especializada “Perspectives on Politics”, demostró cómo votantes de ingresos medios para abajo apoyaron los recortes impositivos de Bush que beneficiaban a los muy ricos. El título de este documento "Homer gets a tax cut" (www.apsanet.org / imgtest / marzo 20Bartels.pdf% 202005%) y una ilustración de Homero Simpson en sus páginas, indican que las familias de clase media para abajo en Estados Unidos apoyaron medidas a favor de los más ricos. ¿Y por qué? Porque las personas más pobres creen, son malamente inducidos a ello, que son de clase media. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hoy, pasa exactamente lo mismo.

En su momento, uno de los más destacados economistas norteamericanos, Larry Bertels, detalló en una publicación muy respetada en los temas de política y economía, “Perpectives on Polity”, las razones principales por las cuales los ciudadanos con ingresos menores apoyaban los recortes que, sin miramiento alguno, producía Bush uno tras otro; tituló su artículo recurriendo a un sobresaliente personaje del humor social estadounidense, el inefable Homero Simpson: La frase de Bartels ya citada significaría algo así como “Homero (cree) en la reducción de impuestos”. Es, a partir de ese título, que el autor responderá al curioso interrogante del porque los más empobrecidos votan medidas y candidatos que favorecen a los más favorecidos

La respuesta es reveladora y simple: Tal actitud obedece a que los mas pobres se sienten tan integrantes de la clase media como los que, de verdad (según las escalas de ingresos), lo son. Por lo tanto, se trata de una pura perversidad de las clases altas que, cuando politizada, crea un discurso “inclusivo” para alcanzar a “todos los vecinos”.

Trayendo el tema a la actualdiad porteña, la estrategia del plagiado cartel “Vos sos Bienvenido” del Pro a la campaña solidaria de Porugal (Ya, esa misma fuerza política, había plagiado en 2006 un video de Spot Playstation, escena por escena) En este caso, utiliza la variedad y, a su vez, una conjunción de colores como manera de mutua invitación entre vecinos. Una invitación que, más se parece a una demanda, de mirar al otro: Él y yo llegamos juntos entonces somos lo mismo.

No es cierto si dicho vecino, por ejemplo es un capitalista salvaje, un ex represor, un oportunista portador de apellido, etc. Macri por ejemplo. Yo no soy Macri, ni lo quiero ser. Pero sí pensara al revés no lo podría ser jamás en los valores que ese individuo y los de su clase miden a la sociedad, con el metro de la economía. Claro que las palabras amables, los colores atractivos, los aspectos físicos se conjugan y, otros genuinos vecinos míos por esos aspectos, lo votan. No son pocos ni pocas.

De lo que jamás se entera la manada, es que una vez que el pequeño pero poderoso ejército pastoral macrista consiga el poder, seguirá haciendo lo que hace: Favorecer a los constructores de subtes y bicisendas, vendedores de computadoras y conexiones. En fin, favorecerá siempre a quienes ve reflejados en el espejo en el que se mira noche y día, diciéndose: “Vos son bienvenido”. Los demás quedarán en las márgenes que hoy habitan, pero votaron a “un igual”, otro de los integrantes de la “clase media”, el ingeniero Mauricio Macri