Puestos en analistas socio-psico-politicólogos, disciplinas en las que demostraron ¡tantas veces en estos años! sus respectivas ignorancias, le “avisan” a la presidenta que no es saludable asumir el gobierno en soledad marital. Para ello, invisibilizan con intensión manifiesta, otros ejemplos de mujeres viudas que fueron presidentas a partir del fallecimiento de sus cónyuges
Comencemos por las señaladas en último lugar: Las Presidentas Solas
Indira Gandhi, Ángela Merkel, Margaret Hilda Thatcher, Benazir Bhutto o la inminente Dilma Vana Rousseff en Brasil. Además de la mandataria más trascendente del último siglo en el vecino país de Chile: Michelle Bachelet. Sería injusto olvidar en esta nómina –aunque no podemos citar a todas- a Lidia Gueiler, quien si bien gobernó Bolivia de manera interina por un año, fue también Jefe de Gabinete, miembro del Parlamento entre 1956-1964. Después del exilio durante 15 años, Subsecretaria de Agricultura. En 1978. Presidenta de la Cámara de Diputados. Presidenta en Funciones del Congreso y Jefa Adjunta de Estado 1978-79. Fue presidenta del Partido Revolucionario de los Izquierda Nacional 1979-1994, Embajadora en la República Federal de Alemania 1982-83, y en Venezuela 1983-1986
Presidentas viudas de presidentes
- Sühbaataryn Yanjmaa
- Mireya Moscoso, Panamá
- Corazón Aquino, Filipinas
- Sirimavo Bandaranaike
- Violeta Barrios viuda de Chamorro
Así pues, en el mundo, han sido ocho las esposas de Presidentes que han llegado a Presidentas. Mientras tanto, otras 39 mujeres han sido electas como jefas de Estado, sin necesidad de casarse antes con presidente alguno.
Los supernumerarios Nelsón Castro y otros ¿hasta cuando creen que sus diatribas, mentiras, desinformaciones, hipocresías tienen vigencia? ¿Tienen tan arraigada la impunidad que olvidan la existencia de otros periodistas y, de millones de personas, que acceden a esa disciplina por medio del sustento tecnológico que es Internet? ¿No perciben que todos ellos –nosotros- no vamos a permitirles una mentira más?
Solo resta esperar que cuando, definitivamente no se los lea, escuche o vea más; señalen a otro que a ustedes mismos. Nadie más rompió el contrato con el destinatario, solo cada uno de ustedes.
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